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«El nuevo hotel de RCD en Cancún no será Eden Roc sino que tendrá una nueva marca»

No será Eden Roc ni Hard Rock la marca que tendrá el hotel que actualmente construye RCD Hotels en el kilómetro 22 de la zona hotelera de Cancún. Este nuevo proyecto tendrá una nueva marca llamada AVA, por lo que el hotel se llamará AVA Cancún. Así lo dio a conocer Mariana Briseño, Gerente de Relaciones Públicas de RCD Hotels,  como primicia a REPORTUR.mx.

 

Mucho se ha escrito en los medios acerca de que el hotel que RCD construye actualmente en la zona hotelera será un Eden Roc, ¿Qué nos puede decir al respecto?

Así es, ha habido muchas especulaciones en torno a esa construcción que tenemos en Cancún, pero no es un Eden Roc, ni es un Hard Rock. La realidad es que este es un proyecto nuevo, hemos creado una marca propia; actualmente manejamos tres marcas franquiciadas que son Hard Rock Hotels, Nobu Hotels y Residences Inn by Marriott con la que tenemos tres propiedades; y tenemos también una marca propia, Único, el primero fue Único 20°87° Hotel Riviera Maya; sin embargo, en este ya está prácticamente armado el nuevo concepto de otra marca que se llama AVA, y ese va a ser nuestro hotel que tenemos en construcción actualmente en Cancún.

 

¿Qué características tiene la marca AVA?

Es un concepto que va a ser también All Inclusive pero totalmente diferente, alejándonos del tema de la música como son los hoteles Hard Rock, pero manteniendo altos estándares y calidad, buscando ofrecer experiencias diferentes para los huéspedes. Es un proyecto muy ambicioso, muy grande, 1.717 habitaciones distribuidas en 12 pisos, con áreas muy grandes de servicios, restaurantes, espacios para congresos, así que ya saben la noticia, ese será nuestro nuevo hotel y marca, AVA Cancún.

 

Aparte del hotel AVA Cancún, ¿Tienen otros proyectos en mente con esta nueva marca?

Es una marca propia, pero por el momento las construcciones que se han anunciado corresponden principalmente a la marca Único, en hacer un incremento del posicionamiento de Único Collection, y los desarrollos que tenemos con Marriott principalmente. AVA por ahora está establecido solamente como la propiedad en Cancún.

 

¿Qué proyectos tienen actualmente con la marca Hard Rock?

Tenemos la ampliación del Hard Rock Punta Cana, pero estamos trabajando más en generar propiedades ya con nuestras propias marcas, con la responsabilidad 100 por ciento de nuestro lado, ya sin ser franquiciatarios. Estamos proyectando para los siguientes tres años los proyectos: Único Montego Bay, Único Punta Cana, Único Puerto Vallarta, es decir, el portafolio de Único se va a volver o estamos caminando a que sea un Único Collection, por así decirlo, y tener todo este desarrollo que está previsto a tres años.

 

¿En qué consiste la ampliación del Hard Rock Punta Cana?

Se ha trabajado en la remodelación de todos y cada uno de los edificios, se trabajó en la renovación del lobby de grupos, así mismo tenemos la creación del parque acuático, que es de lo más nuevo que tenemos, y esta ampliación también está pensada hacia el tema de habitaciones y centro de convenciones, así como tener un poco más de restaurantes. Tenemos lo que es la parte central del hotel donde se concentran todos estos servicios y lo que buscamos es tener también una oferta de mayor espacio de restaurantes, evidentemente hablo del desarrollo de nuevos conceptos, hoy en día ya pusimos en marcha tres restaurantes nuevos en Hard Rock Riviera Maya, y la intención es crear estas nuevas marcas ofreciendo restaurantes nuevos, con experiencias diferentes, comida Thai, comida mexicana contemporánea, es decir, salir de los conceptos de restaurantes por especialidades que se tiene tradicionalmente, y eso es parte también de las ampliaciones y las ofertas que se van a realizar en los hoteles Hard Rock.

 

¿Cuántos cuartos sumará la cadena con todas estas aperturas y remodelaciones?

Tenemos una alianza muy fuerte con Marriott International en Santo Domingo. Estamos abriendo dos hoteles, un Aloft y un Marriott, que abren este año, además del hotel AVA Cancún que tenemos una fecha estimada a diciembre de 2023, pero ya sabes como es este tema de las construcciones, así que no es una fecha que ya esté aprobada o 100 por ciento segura.

El enfoque de la compañía es que vamos a tener cerca de 8 mil cuartos en todos estos proyectos que tenemos de aquí al 2025-2026. Actualmente contamos con 6.476 habitaciones en operación, y todos estos proyectos que tenemos tanto en México como en Jamaica y en República Dominicana, así como en Estados Unidos, son de manera transversal, es decir, a lo largo de nuestro diferente portafolio de marcas. Estimamos sumar más de 8.600 habitaciones, estamos hablando de duplicar nuestra presencia en el mercado, inclusive mucho más allá de eso, lo cual nos tiene con expectativas muy grandes e importantes.

 

¿Algún proyecto nuevo bajo la marca Residences Inn?

La alianza con Marriott va con todas sus marcas, no solamente con Residences. En Mexico tenemos tres Residences, empezando por Mérida, después Cancún y finalmente Playa del Carmen, y las próximas aperturas que tenemos con Marriott son las que te comenté en Santo Domingo, República Dominicana, pero no van a ir como Residences, sino uno como Aloft, y el otro como Marriott.

 

¿Qué significa para el Hotel Nobu Los Cabos la apertura de las residencias en ese destino del Pacífico

La alianza que tenemos con Nobu Hotels como marca internacional, es algo que se ha venido consolidando a través del tiempo; tenemos Nobu Los Cabos, Nobu Miami, Nobu Chicago, y hemos hecho anuncios a final de año acerca de aperturas en Tulum y en Orlando, entonces la estrategia y la sinergia que se ha mantenido con el grupo Nobu Hospitality es muy grande y muy buena. Ahora bien, hemos incorporado esta parte de las Residencias, porque hemos visto la necesidad y la creciente demanda que existe por parte del consumidor y de los turistas, de contar con espacios multi-propósitos.

 

¿Qué tipo de servicios diferentes brindan las Residencias?

Creo que todos en la industria del turismo creímos en algún momento que se nos venía el mundo encima cuando llegó Airbnb a romper esquemas, pero dicen que a río revuelto ganancia de pescadores, quien no innova no avanza; en ese mismo sentido, lo que tenemos con Nobu Residences es justo esta oportunidad de cumplir con este mercado que busca espacios multifuncionales, no quieren nada más un cuarto conectado con otro, sino que quieren tener un espacio completo para disfrutar de él, de sentirse en su casa, claro que atendido como rey. Esto es lo que queremos dar en Nobu Residences. Cada vez siento que estamos más completos y cubriendo diferentes nichos de mercado: de viajeros, de familias, de solo parejas, si quieren un hotel en plan europeo o un hotel de negocios, creo que la diversificación del grupo RCD en este aspecto es muy importante y demuestra la solidez que tenemos.

 

Respecto al tema de la Responsabilidad Social Empresarial y la política de sustentabilidad que maneja RCD Hotels, ¿Qué nos puede informar?

Nosotros, adicional a todas las políticas de higiene y de cuidado ambiental que se llevan obviamente en cualquier empresa de nuestro tamaño, tenemos la Fundación RCD que nos ayuda a encaminar muchas de las acciones en los tres ejes de la sustentabilidad. Porque mucha gente a veces piensa en sustentable y relaciona todo con ser ecológico, eco-friendly, no gastar agua, no gastar jabón y demás, pero faltan los demás ejes de desarrollo que son muy importantes para realmente hablar de sustentabilidad, y son los ejes económico y social.

En este aspecto, estamos muy contentos de los resultados que hemos proyectado con la Fundación, apoyamos a todas las comunidades locales, campañas como pueden ser de útiles escolares al inicio de año, se provee de útiles y uniformes a los niños; tenemos un proyecto social y totalmente sustentable que se llama Tejedoras de Sueños, es un taller en el cual se hace el reciclado de los materiales de telas que se desechan en las propiedades, y con esto se capacitó a un grupo de mujeres para que realicen unos muñequitos que se llaman Max, y que se vende en las tiendas de todos nuestros hoteles, pero lo más importante es que a ellas no se les enseñó solo a tejer y a costurar, sino que además se les enseñó a llevar una empresa, a organizarse, a ser dueñas de su tiempo, de su dinero, un grupo de mujeres que obviamente al vivir en zonas marginadas no conocían a veces su propio valor, el saber que son capaces de ser mujeres empresarias y a la vez llevar una casa, ser mamás, etc., entonces creo que ese es uno de los proyectos más bonitos que tenemos de economía circular.

¿A qué se debe todo este gran crecimiento que tiene proyectado RCD en los próximos años?

Afortunadamente toda la solidez y el desarrollo de todos estos nuevos proyectos deriva de una alta demanda por parte de nuestros huéspedes, que han reconocido la calidad y calidez de nuestros servicios. Afortunadamente hemos reportado ocupaciones siempre por encima del 80 por ciento en años pre-pandemia, y durante los dos años de pandemia más fuertes, 2020 y 2021, nuestra ocupación promedio rondó en 70 por ciento, lo cual nos mantuvo muy bien posicionados, no solo en México sino a nivel mundial. El año pasado lo cerramos casi al 90 por ciento y este año la verdad es que estamos impresionados porque tenemos fechas ya cerradas en algunos meses, el verano a tope, así que estamos muy contentos, y de ahí también el hecho de que el aumento de propiedades y de habitaciones sea para nosotros tan importante.

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Cultural

Los ataques de la Alemania nazi que llevaron a México a entrar en la Segunda Guerra Mundial hace 80 años (y el momento transformador que generó para el país)Pero el suceso a la postre también representaría un parteaguas de una época transformadora para la sociedad y economía mexicana. “Si algo cambió la cara de México en el siglo XX, fue la entrada a la Segunda Guerra Mundial”, le dice a BBC Mundo el historiador César Valdez, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Y es que el hundimiento del Potrero del Llano -y otro buque más, el Faja de Oro, siete días después- llevaron al México de la preguerra, con un desarrollo lento, a industrializarse y sentar las bases de lo que hoy es un vigoroso intercambio económico con Estados Unidos. Una potencia con la que comparte frontera y que hasta ese entonces despertaba un gran sentimiento de antagonismo entre los mexicanos de la época. Los hundimientos México, al igual que muchos países de América Latina, se habían mantenido al margen de la Segunda Guerra Mundial desde que estalló el conflicto en septiembre de 1939. La postura entre los países de América Latina era de no intervención, aunque muchos gobiernos -entre ellos el mexicano- sí condenaron las invasiones de la Alemania nazi.La Alemania nazi de Adolf Hitler no mostró un plan claro para incluir a México en su bando, pero hubo algunos intentos de inteligencia. Pero el ataque de Japón a la base estadounidense de Pearl Harbor, en diciembre de 1941, cambió las cosas. Estados Unidos entró en la guerra y los países del continente comenzaron a enfrentar presiones para definirse. México, siendo el país a las puertas del territorio estadounidense, estaba en una posición compleja. “Estados Unidos hace un montón de informes de inteligencia y se los manda a México. Había nombres de empresarios, de políticos, de descendientes de alemanes”, señala Valdez. En esas circunstancias se dio el hundimiento de los buques petroleros mexicanos por parte de submarinos alemanes que ya tenían presencia en aguas cercanas a los países de América. El Faja de Oro sufrió una suerte similar al Potrero del Llano: el 20 de mayo, un submarino alemán U-106 hundió al barco en el estrecho de Florida y murieron 9 de los 37 tripulantes. “El hundimiento de los barcos mexicanos no es un caso aislado”, le explica a BBC Mundo el historiador Veremundo Carrillo-Reveles, del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM). “Hay toda una estrategia por parte del ejército alemán por tratar de cortar todos los suministros que se están enviando, de petróleo y de otros productos básicos, hacia Inglaterra”, añade.Barcos de Argentina, Brasil, Cuba, Colombia y Venezuela también fueron hundidos en el Atlántico. La declaración de guerra Ante la nula respuesta alemana a la exigencia de compensación por parte de México, el gobierno de Manuel Ávila Camacho pidió al Congreso una declaración de guerra. “Se declara que, a partir del día 22 de mayo de 1942, existe un estado de guerra entre los Estados Unidos Mexicanos y Alemania, Italia y Japón”, establecía el documento. “El 13 de mayo el ataque vino. No decidido y franco, sino desleal, embozado y cobarde, asestado entre las tinieblas y con la confianza absoluta en la impunidad. Una semana más tarde se repitió el atentado frente a esta reiterada agresión, que vulnera todas las normas del derecho de gentes y que implica un ultraje sangriento para nuestra patria”, le dijo el presidente Ávila Camacho a la nación.En los hechos, el país no esperaba ni tenía capacidad de enviar una fuerza militar al frentede batalla en Europa, Asia o los océanos, pues el ejército mexicano en realidad era muy limitado. Había unos 50.000 efectivos que no conformaban brigadas ni divisiones, y la aviación contaba con solo 25 aviones, por lo que no había posibilidades de abrir una ofensiva. La defensa del país era igual de limitada. “El país no tenía fuerza antiaérea para repeler cualquier ataque del Pacífico”, señala Valdez, pues la principal preocupación del momento era la llegada de Japón a las costas mexicanas. Si bien para EE.UU. era bueno contar con México entre los aliados, la endeble posición militar del país se convirtió en una situación de cuidado.La declaracón de estado de guerra de México se conserva en el Archivo General de la Nación de México. “Para Estados Unidos esto es terrible, porque desconfían plenamente del gobierno mexicano y de su ejército. Entonces lo primero que comienzan a hacer es a sugerirle a México que transforme determinados rasgos de sus fuerzas armadas”, explica Valdez. A través de la Ley de Préstamos y Arrendamientos, EE.UU. empezó a ofrecer recursos económicos, provisiones militares y asistencia técnica para reforzar la posición de México. “México modifica totalmente su sistema de defensa, creando tres comandos: Pacífico, Golfo e Istmo. Teníamos cubierta la posible invasión japonesa por el Pacífico, resguardando el petróleo en el golfo de México, y el Istmo por la posible entrada por Centroamérica”, explica Valdez. Una lanzadera de desarrollo Además del mejoramiento militar, México vivió a partir de la entrada en la guerra un momento único de desarrollo económico que transformaría la realidad del país en poco tiempo. Y es que el país entró en una época de industrialización que en los esfuerzos de guerra era muy necesaria para proveer a Estados Unidos y los aliados de recursos. “Fue un momento crucial para la historia del siglo XX mexicano, porque se acelera tu industrialización por las necesidades de la guerra”, explica Carrillo-Reveles.El presidente Manuel Ávila Camacho encontró una punto de apoyo importante para negociar con EE.UU. al ser México un país estratégico en la región. “Entran muchísimas divisas que ayudan a que el país tenga un despegue”, añade. Además, comenzó el programa “Braceros” que permitió a decenas de miles de mexicanos trabajar legalmente en Estados Unidos, lo que dio pie a la primera gran migración a ese país. “Se van a trabajar no solo en los campos agrícolas, sino también en los ferrocarriles, en la industria”. Estados Unidos no podía permitirse que el país vecino cayera en el bando contrario, por lo que le dedicó buena parte de su atención. “Probablemente hubo cierta dosis de presión norteamericana para entrar [en la guerra]. Pero lo que no deja de llamar la atención es cómo estos políticos mexicanos aprovechan ese contexto para lanzar económicamente a México, que va a irse consolidando en los siguientes años”, señala Valdez. En los siguientes 20 años, México vivió un crecimiento económico notable que llegó a llamarse el “milagro mexicano”.Estados Unidos dio la bienvenida a miles de trabajadores mexicanos durante la Segunda Guerra Mundial. Antes de la guerra, “a México lo siguen viendo en el contexto internacional como un país de sombreros y pistolas”, dice Valdez. La vieja enemistad Más allá de los acuerdos políticos, entrar en la guerra no era algo popular para el pueblo mexicano. Una encuesta, de las primeras que hubo en el país, explica Carrillo-Reveles, mostraba que cerca del 70% de los mexicanos no apoyaba el que México participara en la Segunda Guerra Mundial. Y acompañar a Estados Unidos en un esfuerzo bélico era igual de impopular. En la década de 1930 se cumplió un siglo de la anexión de Texas por parte de EE.UU. y estaba por llegar el centenario de la guerra con Estados Unidos en la que México perdió la mitad de su territorio (1848). “Había un sentimiento histórico antiestadounidense muy fuerte, y también antibritánico, porque hay que recordar que después de la expropiación petrolera de 1938, Inglaterra rompe relaciones con México”, señala Carrillo-Reveles.Además, el gobierno mexicano enfrentaba inestabilidad política, tanto por los grupos opositores de los sectores de la izquierda, incluidos los comunistas, como de los derechistas, con grupos alineados a la ideología fascista. La guerra, sin embargo, fue aprovechada por el gobierno para cerrar flancos: “Surge la oportunidad de transformar el discurso de enfrentamiento político que provoca el cardenismo [del gobierno de Lázaro Cárdenas, 1934-1940] en una política de unidad nacional para los mexicanos”, indica Carrillo-Reveles. Y hubo una muy intensa campaña de propaganda gubernamental -apoyada desde EE.UU., advierte Valdez- para convencer a los mexicanos de las razones de estar con los aliados. “No hay secretaría de Estado mexicana que no haya impreso un cartel donde la bandera mexicana y la norteamericana aparezcan juntas. Pero no necesariamente creo que se haya diluido ese sentimiento en contra de Estados Unidos”, explica el historiador. El Escuadrón 201 en batalla Pese a las limitadas posibilidades de México, el gobierno envió un contingente fuera de su territorio: el Escuadrón 201 de la Fuerza Aérea Mexicana. Acompañó a la 5ª Fuerza Aérea de EE.UU. en su campaña contra el imperio japonés en Filipinas.El expresidente Lázaro Cárdenas, una figura fuerte del nacionalismo, sirvió para que el gobierno tuviera respaldo popular a la guerra. A pesar de la desconfianza de la contraparte estadounidense, los pilotos mexicanos ejecutaron ataques en picada peligrosos en julio de 1945 en los alrededores de Manila. Su participación se dio a solo unas semanas de que se produjeran los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki que pusieron fin al conflicto en Asia. “Fue una contribución mexicana en la medida de sus posibilidades”, explica Valdez. “Ellos entraron en acción de guerra, iban a combatir a los japoneses, tuvieron entusiasmo, tuvieron miedo, Estuvieron en guerra porque México estaba en guerra”, dice el historiador ante la concepción que se creó años después de que la participación mexicana fue simbólica. Aquellos pilotos mexicanos no tenían idea de que estaba por terminar la guerra del Pacífico con una operación altamente secreta para lanzar bombas atómicas.México participó en la campaña que encabezaba Estados Unidos en el Pacífico, en países como Filipinas. Pero más allá de lo que hizo el Escuadrón 201, Carrillo-Reveles destaca cómo México tuvo una contribución importante en la victoria de los aliados a través de todo el apoyo de fuerza laboral e industrial a Estados Unidos. “Contribuyen de manera muy importante a que la economía de Estados Unidos no pare y que pueda mantener incluso a flote a una Europa que está colapsada completamente”, señala. Por mucho tiempo circularon versiones sin sustento, señalan los historiadores, de que Estados Unidos fue el que hundió al Potrero del Llano y el Faja de Oro. “Hoy no hay absolutamente ninguna evidencia de que haya sido Estados Unidos”, apunta Valdez. En cambio, el tiempo mostraría que la guerra fue un momento transformador para México: “Y si se piensa, todo esto es producido por el hundimiento de un barco”.